domingo, 6 de septiembre de 2009

Y así es como se me van los minutos...

Motín generalizado en mi cerebro. La página en blanco que tanto jode, más las implicaciones generales de la vida. Cosas locas y extrañas que de pronto se alzan como los gigantes del quijote. Backwards! Espera, respira. No. Eso es para los que tienen algo que perder, y yo, yo no tengo nada. ¡Falso!-Grita alguien entre la multitud. Momento incómodo. ¿Cómo podría usted saber mejor que yo? La cabeza es mía, al igual que el motín. Puede ser que tenga algo, puede ser que no sea capaz de negociar.

Me importa, admito, mientras mis ojos se van un poco hacia los lados, nublándose. Oh. Ahogo encubierto, risa apagada.
¿Cómo llegamos a esto?
¿A qué?-Inquiere el espectador concentrado. A nada, respondemos a coro. A nada. Porque no hay otra cosa más cierta que esa, nunca llegamos a nada y aquí estamos, pretendiendo ser dueños del mundo.
¿A quién apuntamos con nuestro dedo acusador? A nadie. ¿Podemos auto-apuntarnos? ¿Introducir nuestro dedo por algún orificio -vaya uno a saber cuál- y apuntarnos en lo más profundo? Escojo apuntarle al pasado. A todo lo que no hice para evitar algo, cualquier cosa.
Por favor, tome asiento y cierre la puta boca. Ok, me parece razonable. ¿Cuál es el problema? ¿Qué quiere exactamente? ¿Me está diciendo que lamenta todo lo que ha sido y que desea volver atrás? ¿Me está diciendo que todo su repudio fue una mentira idiota?
Sí. Eso es exactamente lo que le estoy diciendo.
No. En realidad no podría estar más equivocado. Sigamos por esa línea.
Las cosas no son así (no quiero que sean así), sino muy por el contrario, todo lo contrario, o sea nada que ver.
What if.
En el fondo no llegamos a nada.
En el fondo vamos y venimos entre la eterna cordialidad con la que disfrazamos nuestro odio animal, nuestras ganas de saltar del sillón para partirte la cara a patadas. La cosa no es esa, el problema es en realidad la razón. ¿Por qué?
¿Porque los celos? No. ¿Porque la nostalgia? No. ¿Porque las simples ganas de violentar física o verbalmente a un otro cualquiera? ¡No!

Ahora justifica.

(Mientras tanto, el motín prosigue con toda calma. Entre el desorden te veo, ¿por qué?)