lunes, 16 de enero de 2012

Cuento Corto

Lo que Armando no sabe, con la espalda mojada en sudor frío y los pies ardiendo dentro de los zapatos, es que en ese preciso momento otro Armando camina en otros zapatos, bajo otro sol y con otro rumbo. En el segundo exacto en que desvía la mirada, convencido de que esa es la opción más pru-den-te, otro Armando se abre paso desde su estómago, desde su pecho, desgarrando piel y vísceras para seguirla a ella, para encontrarla a ella y para fundirse en ella. Ella que sonríe con todos los dientes mientras vende hamburguesas de soja tibias.

Pero el acto de parirse a si mismo pasa inadvertido entre las compras navideñas y el andar caótico del gentío. A nadie le importa mucho que Armando, indeciso enamorado, se ponga de pie y se aleje de la escena, dispuesto tal vez a volver al día siguiente, seguir al otro Armando y entrar juntos, de golpe, en los abismos desconocidos del “primer amor”.

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